Debido a la gran volatilidad del Ether los inversores temían que sus rentabilidades fueran mermadas. Esa incertidumbre de hacia dónde cotiza el ETH hace que el inversor prefiera algo más estable.
De ahí que desde EthicHub nos fijáramos en esta moneda estable (stablecoin), implantándola para invertir con ella en los proyectos desde principios de enero de 2020.
Detrás de esta stablecoin no hay una autoridad centralizada, ni una entidad financiera que emita estos activos como sí ocurre con otras criptomonedas como el Tether.
Las Dai son tokens (implementaciones) de la red Ethereum, una plataforma descentralizada que permite la creación de contratos inteligentes en una red p2p, que también incorpora una criptomoneda llamada Ether (ETH). Las Dai están soportadas en ETH y así obtienen una estabilidad que el resto de otros cripto activos no tiene. Es así que Dai no pierde valor y resiste mejor la fluctuación severa de mercado.
Por su naturaleza descentralizada, es resistente a la censura ya que ninguna entidad tiene control total sobre la red. Esta cualidad es muy valorada por quienes deben mandar remesas a otros países, o estructurar pagos diferidos en el tiempo.
A través de un sistema de incentivos, las Dai tienden asintóticamente al valor de u$s 1. Cuando Dai vale más de u$s1, los tenedores de de ETH buscarán crear más Dai para venderlo y obtener un rédito. Caso contrario cuando Dai vale menos de u$s 1, quienes tengan que recuperar el ETH que usaron para emitir Dai anteriormente, buscarán comprar Dai a un precio más barato, llevando de nuevo el precio del mismo a US$ 1 por demanda conjunta.
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